Asvol (Asociación de voluntarios), tuvo el acierto de reunirnos el pasado miércoles, en un acto que se celebró en el Hotel Barceló Sants, de Barcelona, quedando todos nosotros muy sensibilizados por lo que allí vimos.
Presentó el acto Monseñor Enrique Figaredo “Kike”(así le gusta que le llamen), que llegó a Camboya en el año 1985, entregando su trabajo a uno de los colectivos más marginados y olvidados, los refugiados, a los cuales ha dedicado especial atención a las personas discapacitadas.
Nos dieron la oportunidad de conocer los bailes tradicionales camboyanos, siendo los protagonistas chicos y chicas, afectados por explosiones de minas antipersona, poliomielitis, etc.
Ellos, en sillas de ruedas, nos obsequiaron con sus bailes. Con sus brazos y manos seguían el ritmo de la música, vibrando algo muy especial en la sala, además de regalarnos siempre una agradable sonrisa, cosa que nos contagió a todos nosotros.
Quedamos totalmente impresionados por todo lo que nos explicó Kike.El horror de la guerra, ha hecho que muchas familias quedaran destruidas y los niños separados de sus padres, siendo adoptados por otras personas.
Se presentaron también varios voluntarios más, entre ellos Teresa, una joven profesora de inglés que también nos explicó su experiencia con los chicos.
En la actualidad Camboya se recupera de 30 años de guerra civil, pero todavía quedan infinidad de minas antipersona y bombas de racimo sepultadas bajo tierra.
Pude ver la ilusión y el amor que tiene “Kike” hacia estas personas y ellas hacia él.
Debe ser una experiencia maravillosa ser voluntario en Camboya.
Como último os diré que ellos están de gira para recaudar fondos para un orfanato.
Gracias a todos por compartir ese día con nosotros.
Presentó el acto Monseñor Enrique Figaredo “Kike”(así le gusta que le llamen), que llegó a Camboya en el año 1985, entregando su trabajo a uno de los colectivos más marginados y olvidados, los refugiados, a los cuales ha dedicado especial atención a las personas discapacitadas.
Nos dieron la oportunidad de conocer los bailes tradicionales camboyanos, siendo los protagonistas chicos y chicas, afectados por explosiones de minas antipersona, poliomielitis, etc.
Ellos, en sillas de ruedas, nos obsequiaron con sus bailes. Con sus brazos y manos seguían el ritmo de la música, vibrando algo muy especial en la sala, además de regalarnos siempre una agradable sonrisa, cosa que nos contagió a todos nosotros.
Quedamos totalmente impresionados por todo lo que nos explicó Kike.El horror de la guerra, ha hecho que muchas familias quedaran destruidas y los niños separados de sus padres, siendo adoptados por otras personas.
Se presentaron también varios voluntarios más, entre ellos Teresa, una joven profesora de inglés que también nos explicó su experiencia con los chicos.
En la actualidad Camboya se recupera de 30 años de guerra civil, pero todavía quedan infinidad de minas antipersona y bombas de racimo sepultadas bajo tierra.
Pude ver la ilusión y el amor que tiene “Kike” hacia estas personas y ellas hacia él.
Debe ser una experiencia maravillosa ser voluntario en Camboya.
Como último os diré que ellos están de gira para recaudar fondos para un orfanato.
Gracias a todos por compartir ese día con nosotros.