Cada año por estas fechas, con gran ilusión preparo mi viaje a Lourdes. Esta es mi sexta peregrinación, y sea cual sea el pensamiento religioso de cada persona, os puedo decir que es una experiencia maravillosa.
El objetivo de los voluntarios es ofrecer a nuestros enfermos cinco días de amor y felicidad. Para ellos, los que sufren durante todo el año, son como unas pequeñas vacaciones, en las cuales están atendidos con todo el cariño que merecen.
Viajamos alrededor de unas 700 personas, entre enfermos, peregrinos y voluntarios.
Una vez allí, aparte de actos religiosos, también tenemos nuestros actos lúdicos, en ellos participan todos los servicios de voluntariado.
Os pongo unas fotos para que veáis parte de la fiesta. Pensad que detrás de estas imágenes hay: enfermos, sacerdotes, médicos, religiosas y enfermeras.
Podréis observar a M.Angustias en silla de ruedas cantando “Madrecita M. del Carmen”. Un Grupito de voluntarios cantando Habaneras. También a una de nuestras doctoras bailando una danza típica de su país. El payaso con gafas, es un joven sacerdote. Y aunque no lo creáis, una de las fotos, es de una religiosa que bailó un tango estupendamente. En fin, todo para dar un poco de felicidad a nuestros amigos los enfermos.
En junio de 2007, cuando empecé a escribir en este blog, explicaba el cambio que había dado mi vida al ir por primera vez como voluntaria. Allí encontré un grupo de amigos maravillosos, que juntos hemos formado una gran familia.
A los creyentes, pediría que alguna vez visitarais a este bonito lugar.
A los no creyentes, solo os pido respeto hacia unas personas que viajan a Lourdes con alegría e ilusión