
Los orígenes de la actual Tarragona son muy antiguos. Fundada por los íberos, fue posteriormente colonizada por fenicios y griegos. Estos últimos la llamaron Caliópolis (ciudad hermosa).
Hacia el 218 antes de J.C., Publio y Cneo Escipión conquistaron la población. A partir de entonces empieza a brillar en la historia la estrella de la Tarragona romana.
La romanización de la ciudad fue rápida y Tarraco se convirtió en un puerto de extraordinaria importancia para la penetración romana en España, alcanzando tal rango que Julio César y Octavio César residieron algún tiempo en la ciudad, convirtiéndose ésta en la capital de la Hispania Citerior.
Durante la era II de la Era cristiana, Tarraco llegó a tener unos 30.000 habitantes, vivió una época de gran esplendor, contando con templos, lujosos palacios, foro, circo, mercado, teatro y un poderoso cinturón de murallas.
Actualmente podemos recorrer las impresionantes murallas del Paseo Arqueológico, pisar la arena del anfiteatro, escenario de batallas de gladiadores y luchas contra fieras. También, entre otras cosas, se puede visitar el Pretorio romano, el Forum, la Torre de los Escipiones, el Acueducto romano, el Anfiteatro y el Circo romano.
Hacia el 218 antes de J.C., Publio y Cneo Escipión conquistaron la población. A partir de entonces empieza a brillar en la historia la estrella de la Tarragona romana.
La romanización de la ciudad fue rápida y Tarraco se convirtió en un puerto de extraordinaria importancia para la penetración romana en España, alcanzando tal rango que Julio César y Octavio César residieron algún tiempo en la ciudad, convirtiéndose ésta en la capital de la Hispania Citerior.
Durante la era II de la Era cristiana, Tarraco llegó a tener unos 30.000 habitantes, vivió una época de gran esplendor, contando con templos, lujosos palacios, foro, circo, mercado, teatro y un poderoso cinturón de murallas.
Actualmente podemos recorrer las impresionantes murallas del Paseo Arqueológico, pisar la arena del anfiteatro, escenario de batallas de gladiadores y luchas contra fieras. También, entre otras cosas, se puede visitar el Pretorio romano, el Forum, la Torre de los Escipiones, el Acueducto romano, el Anfiteatro y el Circo romano.
Esta es una breve historia de la ciudad donde resido, que afortunadamente aún conserva un cierto sabor a la Tarragona romana.