Conforme van
pasando los años se van perdiendo seres
queridos.
Ya sabemos que es
ley de vida, pero echas en falta a las personas de tu familia que
un día fueron puntales en tu existencia.
Dichas personas siempre estaban a tu lado, con lo cual te sentías protegida.
Ahora, apenas queda nadie en mi familia que sea mayor que yo, excepto mi madre, que con casi
94 años sigue teniendo su cabeza clarísima, pero no se vale
por si misma. Por supuesto no es la sombra de lo que era, con lo cual no
me puede amparar como antes, más bien soy yo la que está pendiente de ella como
responsable de que no le falte de nada.
Pienso que los
que aun tenemos padres (en mi caso solo madre) somos muy afortunados. Me gusta
que mis hijos tengan abuela y mis nietos
bisabuela.
En la fotografía
mi madre y mi nieto mayor, de 18 años, conversando con toda normalidad durante
una visita que éste le hizo.
Mariaisabel