Seguí leyendo su obra con Aloma(Aloma) , Mirall trencat (Espejo roto), Quanta quanta guerra (Cuanta, cuanta guerra), El carrer de las camèlias (La calle de las camelias), La meva Cristina y altres contes (Mi cristina y otros cuentos), Jardí vora mar (Jardín cerca del mar) Semblava de seda i altres contes (Parecía de seda y otros cuentos),
Aloma fue una obra de inspiración autobiográfica de la autora, cosa que sabiendo un poco su biografía, se refleja rápidamente al leerla.
Mercè Rodoreda, hija única de un matrimonio amante de las letras, siempre estuvo influenciada por su abuelo materno, Pere Gurguí, que le inculcó un profundo catalanismo que le acompañó durante toda su vida. Se casó en el año 1928 con su tío Joan Gurgui (14 años mayor que ella y hermano de su madre). De este matrimonio nació su único hijo Jordi.
Dicho matrimonio resultó un fracaso y Mercè encontró un escape en la literatura. Inició sus colaboraciones en diversos medios como La Veu de Catalunya, La Publicitat o Mirador.
En 1939 se exilió a Francia. Rodoreda creía que el exilio sería por poco tiempo y dejó a su hijo a cargo de su madre. Vivió en París, de donde huyó con la llegada de los alemanes, al estallar la Segunda Guerra Mundial, para establecerse en Burdeos. Posteriormente se trasladó a Ginebra (Suiza) donde se instaló junto a su compañero sentimental Armand Obiols, pseudónimo del crítico literario Joan Prat. Sufrió una fuerte censura por sus amores extramatrimoniales con Obiols.
El año 1972 volvió a Cataluña, después de la muerte en Viena del que fue su gran amor. En 1980 se instaló en Romanya de la Selva (Gerona) . Este mismo año recibió el Premio de Honor de las Letras Catalanas. Finalmente, Rodoreda enfermó gravemente de cáncer y murió en Gerona, a los 75 años de edad. Por su expresa voluntad, fue enterrada en el cementerio de Romanyà de la Selva, en el año 1983
Esta ha sido una breve historia de Rodoreda, la cual he seguido a través de los años leyendo varias de sus biografías. Quizá la que más me ha impactado ha sido la de Mercè Ibarz.
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